Jeeves y el espíritu feudal
Cuando Bertie Wooster va a pasar unos días con su tía Dahlia en Brinkley Court y se encuentra de súbito prometido a la imperiosa Lady Florence Craye, la amenaza del desastre se cierne sobre todo y todos. Y mientras Florence se dedica a cultivar el espíritu de Bertie, su anterior novio, el fornido ex policía «Stilton» Cheesewright, amenaza con reducir su cuerpo a papilla y el nuevo admirador de Florence, el quejicoso poeta Percy Gorringe, trata de sablearle mil libras. Para colmo, Bertie ha incurrido en la desaprobación de Jeeves por dejarse bigote. Añádanse a esto un collar de perlas desaparecido, la revista de tía Dahlia –Milady’s Boudoir–, su cocinero Anatole, el campeonato de dardos del Club de los Zánganos, el señor L.G. Trotter y esposa, de Liverpool, y se tendrán todos los ingredientes de una divertidísima novela de Wodehouse.
«Los libros de Wodehouse persisten en su camino único, invulnerables al paso del tiempo» (Kingsley Amis).
RESEÑAS DE PRENSA
Cuando Bertie Wooster va a pasar unos días con su tía Dahlia en Brinkley Court y se encuentra de súbito prometido a la imperiosa Lady Florence Craye, la amenaza del desastre se cierne sobre todo y todos. Y mientras Florence se dedica a cultivar el espíritu de Bertie, su anterior novio, el fornido ex policía «Stilton» Cheesewright, amenaza con reducir su cuerpo a papilla y el nuevo admirador de Florence, el quejicoso poeta Percy Gorringe, trata de sablearle mil libras. Para colmo, Bertie ha incurrido en la desaprobación de Jeeves por dejarse bigote. Añádanse a esto un collar de perlas desaparecido, la revista de tía Dahlia –Milady’s Boudoir–, su cocinero Anatole, el campeonato de dardos del Club de los Zánganos, el señor L.G. Trotter y esposa, de Liverpool, y se tendrán todos los ingredientes de una divertidísima novela de Wodehouse.
«Los libros de Wodehouse persisten en su camino único, invulnerables al paso del tiempo» (Kingsley Amis).