CATÁLOGO | Narrativas hispánicas
El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia
Un juego de simetrías, de búsquedas que se solapan y de secretos de familia que son -al mismo tiempo- los de todo un país.
Trece años atrás, Patricio Pron decidió contar por fin una historia que había intentado olvidar por todos los medios: la de cómo la enfermedad de su padre lo obligó a regresar a su ciudad natal –un osario, en su expresión– y de qué manera ese retorno lo confrontó no sólo con un lugar que en nada se asemejaba al que había dejado, sino también con el pasado trágico de su país y de su familia. ¿Por qué había querido desterrarlo de su memoria? ¿De qué huía? ¿No era precisamente esa huida la que lo había convertido en escritor?
A partir de conversaciones en los pasillos del hospital, de fotografías familiares y de la investigación de un asesinato realizada por su padre; de filmes, artículos de prensa, sueños y recuerdos involuntarios de una intensidad devastadora, Pron reunió las piezas de un puzle en el que sus padres y él ocupaban los extremos de una historia de agitación política, violencia estatal, desapariciones y deudas. De ellas surgió un relato sobre la memoria, la verdad, la compasión y la justicia que resuena poderosamente en tiempos como los nuestros, de negación y olvido.
Poco después de su publicación, El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia ya era el libro más importante de su autor, había sido traducido a diez idiomas, editado en veinticinco países y aclamado por la crítica. Pero había más para decir, y esta extraordinaria novela sobre los lazos que se tejen entre generaciones es publicada ahora en una nueva versión, corregida y ampliada, que ofrece, además, medio centenar de fotografías nunca antes exhibidas y un nuevo epílogo.
«Este libro combina un llamativo uso del lenguaje con una técnica narrativa sólida, original y brillante, desplegada para narrar, a través de la forma engañosa de un policial, la relación entre generaciones, el millar de secretos y silencios que las separan y la posible transmisión de un patrimonio formado por política, ética y valor personal, pero también miedo, ilusiones y errores» (Francesca Lazzarato, Il Manifesto).
«Esta novela se hace las preguntas ontológicas y epistemológicas más espinosas, al tiempo que exhibe convincentemente (así como explora) el poder de la ficción para descubrir las verdades emocionales más profundamente enterradas» (Anita Sethi, The Independent).
«Frente a la negación y el olvido, Pron ha hilvanado las experiencias de activistas, sobrevivientes y aquellos que se sumaron más tarde al relato para vincular al individuo con la memoria colectiva y a la historia de una familia con la de una nación» (Publishers Weekly).
«El nudo detectivesco no es de novela policiaca: es de afán moral, tal como se explica en los fragmentos que funden mejor la lección de la alta literatura y la intensidad del relato» (Jordi Gracia, El País).
«Una novela madura, bien concebida y ejecutada, que se mueve en mar abierto con la rara solvencia que sólo consigue un verdadero escritor» (Miguel Dalmau, La Vanguardia).
RESEÑAS DE PRENSA
Un juego de simetrías, de búsquedas que se solapan y de secretos de familia que son -al mismo tiempo- los de todo un país.
Trece años atrás, Patricio Pron decidió contar por fin una historia que había intentado olvidar por todos los medios: la de cómo la enfermedad de su padre lo obligó a regresar a su ciudad natal –un osario, en su expresión– y de qué manera ese retorno lo confrontó no sólo con un lugar que en nada se asemejaba al que había dejado, sino también con el pasado trágico de su país y de su familia. ¿Por qué había querido desterrarlo de su memoria? ¿De qué huía? ¿No era precisamente esa huida la que lo había convertido en escritor?
A partir de conversaciones en los pasillos del hospital, de fotografías familiares y de la investigación de un asesinato realizada por su padre; de filmes, artículos de prensa, sueños y recuerdos involuntarios de una intensidad devastadora, Pron reunió las piezas de un puzle en el que sus padres y él ocupaban los extremos de una historia de agitación política, violencia estatal, desapariciones y deudas. De ellas surgió un relato sobre la memoria, la verdad, la compasión y la justicia que resuena poderosamente en tiempos como los nuestros, de negación y olvido.
Poco después de su publicación, El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia ya era el libro más importante de su autor, había sido traducido a diez idiomas, editado en veinticinco países y aclamado por la crítica. Pero había más para decir, y esta extraordinaria novela sobre los lazos que se tejen entre generaciones es publicada ahora en una nueva versión, corregida y ampliada, que ofrece, además, medio centenar de fotografías nunca antes exhibidas y un nuevo epílogo.
«Este libro combina un llamativo uso del lenguaje con una técnica narrativa sólida, original y brillante, desplegada para narrar, a través de la forma engañosa de un policial, la relación entre generaciones, el millar de secretos y silencios que las separan y la posible transmisión de un patrimonio formado por política, ética y valor personal, pero también miedo, ilusiones y errores» (Francesca Lazzarato, Il Manifesto).
«Esta novela se hace las preguntas ontológicas y epistemológicas más espinosas, al tiempo que exhibe convincentemente (así como explora) el poder de la ficción para descubrir las verdades emocionales más profundamente enterradas» (Anita Sethi, The Independent).
«Frente a la negación y el olvido, Pron ha hilvanado las experiencias de activistas, sobrevivientes y aquellos que se sumaron más tarde al relato para vincular al individuo con la memoria colectiva y a la historia de una familia con la de una nación» (Publishers Weekly).
«El nudo detectivesco no es de novela policiaca: es de afán moral, tal como se explica en los fragmentos que funden mejor la lección de la alta literatura y la intensidad del relato» (Jordi Gracia, El País).
«Una novela madura, bien concebida y ejecutada, que se mueve en mar abierto con la rara solvencia que sólo consigue un verdadero escritor» (Miguel Dalmau, La Vanguardia).