CATÁLOGO | Panorama de narrativas
Extraños en un tren
La intriga de esta novela está basada en la idea de un crimen sin móviles, un crimen perfecto: dos desconocidos acuerdan asesinar cada uno al enemigo del otro, proporcionándose así una coartada indestructible.
Bruno —alcohólico con problemas edípicos, homosexual latente— viaja en el mismo tren que Guy —ambicioso, trabajador, adaptado—. Empieza a conversar y Bruno, demoníacamente, fuerza al otro a hablar, a descubrir su punto débil, la única grieta en su ordenada existencia: Guy quisiera verse libre de su mujer, que le traicionó y que puede ahora obstaculizar su prometedor futuro. Bruno le propone un pacto: él matará a la mujer y Guy, a su vez, al padre de Bruno, a quien éste odia. Guy rechaza tan absurdo plan y lo olvida, pero no así Bruno, quien, una vez cumplida su parte, reclama al horrorizado Guy que cumpla con la suya.
Patricia Highsmith lleva a cabo una indagación escalofriante en la caótica mente de Bruno —para quien el crimen cometido es una forma de vengarse de las mujeres y, según cree, de estrechar su relación con Guy—, pero lo que más le interesa es la relación entre Bruno y Guy. Y es ahí donde la novela prefigura la obsesión de su obra futura: ¿hasta qué punto no está la insania de Bruno agazapada también en Guy? ¿Cuán cercana es la amenaza de la irracionalidad en todos nosotros? ¿Qué tipo de presiones pueden hacer estallar esta amenaza? ¿Qué ardides se precisan para contrarrestarla? Bruno, herido por la «traición» de su amigo, lo acosa, juega con el terror de Guy, quien paso a paso se va deteriorando, se va adentrando en el resbaladizoterritorio de Bruno...
Extraños en un tren, la primera novela de Patricia Highsmith, fue adaptada el cine por Alfred Hitchcock, quien compró los derechos a la semana de la publicación del libro y realizó una película espléndida, aunque no refleja ni la complejidad psicológica del libro ni su dramático desenlace.
«Esta novela, bajo las apariencias de una aventura «negra», aborda con extraordinaria perspicacia el problema dostoievskano del doble» (Daria Oliver).
RESEÑAS DE PRENSA
La intriga de esta novela está basada en la idea de un crimen sin móviles, un crimen perfecto: dos desconocidos acuerdan asesinar cada uno al enemigo del otro, proporcionándose así una coartada indestructible.
Bruno —alcohólico con problemas edípicos, homosexual latente— viaja en el mismo tren que Guy —ambicioso, trabajador, adaptado—. Empieza a conversar y Bruno, demoníacamente, fuerza al otro a hablar, a descubrir su punto débil, la única grieta en su ordenada existencia: Guy quisiera verse libre de su mujer, que le traicionó y que puede ahora obstaculizar su prometedor futuro. Bruno le propone un pacto: él matará a la mujer y Guy, a su vez, al padre de Bruno, a quien éste odia. Guy rechaza tan absurdo plan y lo olvida, pero no así Bruno, quien, una vez cumplida su parte, reclama al horrorizado Guy que cumpla con la suya.
Patricia Highsmith lleva a cabo una indagación escalofriante en la caótica mente de Bruno —para quien el crimen cometido es una forma de vengarse de las mujeres y, según cree, de estrechar su relación con Guy—, pero lo que más le interesa es la relación entre Bruno y Guy. Y es ahí donde la novela prefigura la obsesión de su obra futura: ¿hasta qué punto no está la insania de Bruno agazapada también en Guy? ¿Cuán cercana es la amenaza de la irracionalidad en todos nosotros? ¿Qué tipo de presiones pueden hacer estallar esta amenaza? ¿Qué ardides se precisan para contrarrestarla? Bruno, herido por la «traición» de su amigo, lo acosa, juega con el terror de Guy, quien paso a paso se va deteriorando, se va adentrando en el resbaladizoterritorio de Bruno...
Extraños en un tren, la primera novela de Patricia Highsmith, fue adaptada el cine por Alfred Hitchcock, quien compró los derechos a la semana de la publicación del libro y realizó una película espléndida, aunque no refleja ni la complejidad psicológica del libro ni su dramático desenlace.
«Esta novela, bajo las apariencias de una aventura «negra», aborda con extraordinaria perspicacia el problema dostoievskano del doble» (Daria Oliver).