CATÁLOGO | Panorama de narrativas
Una desolación
Yasmina Reza, la autora, entre otras piezas teatrales, de la celebrada y premiadísima Arte, hizo un debut novelístico adecuadamente fracassant, en septiembre del año pasado, con Una desolación.
Un monólogo: un padre, hacia el final de su vida, habla a su hijo para expresarle toda su «desolación». Su rencor contra todos, sus parientes, sus amigos, la gente con la que se cruza en la calle, y muy especialmente contra su hijo. Un hijo que se ha convertido en un «adaptado» a una época blanda y conformista, la nuestra, en la que reinan la trivialidad de las apariencias, la prudencia timorata, un hijo cuya única ambición es ser feliz y que se larga al otro confín del mundo para broncearse bajo los cocoteros. Feliz, una palabra «asquerosa», inconveniente: «Hubiera preferido un hijo criminal o terrorista antes que un militante de la felicidad».
Yasmina Reza nos atrapa con esta obra tonificante, con la energía (a lo Ciaran) de la desesperación, con esta novela construida como una composición musical, en la que las variaciones se encadenan y eluden como en El arte de la fuga de Bach, el músico del que el viejo cascarrabias afirmará, al final, que le ha salvado la vida...
«La más singular de las novelas de la rentrée, no se parece a nada. Un texto de una intensidad inmediata y constante hasta el final, entre la subida y la caída del telón. El tono es más burlón y gruñón al principio, y más patético, pero siempre con gracia, al final» (F. Nourissieur, Le Figaro Littéraire).
«Esta novela cáustica reposa sobre la convicción de que un hombre alegre (es decir, trágico) es superior al hombre (estúpidamente) feliz» (Lire).
«La autora teatral nos propone una novela en la que refunfuña un viejo desabrido, hijo a la vez de Ciaran y de Ezra Pound... A la manera de los buenos comediantes, la prosa de Yasmina Reza deja la puerta abierta a muchas interpretaciones posibles» (Bernard Morlino, L'Événement).
«Una de las novelas más violentas y hermosas de la rentrée» (Marc Weitzmann, Les lnrockuptibles).
«Bajo su apariencia de misántropo reaccionario y de tirano atrabiliario, Samuel llora la cercanía de la muerte, la de sus amigos, el fin del deseo y la banalidad de una vida que ha transcurrido demasiado deprisa... Dicho esto, Una desolación no es un libro siniestro. Al contrario. Este lamento se acaba en una inmensa carcajada» (Elisabeth Nicolini).
«Una maravillosa novela corta. Chiflada, salvaje y melancólica por turnos, es un considerable tour de force» (Anita Brookner, The Spectator).
«No se puede escupir más elegantemente a la cara de una época que sitúa los buenos sentimientos por encima de los grandes caracteres. Con un estilo tal, la malignidad es muy divertida» (J. Garcin, Le Nouvel Observateur).
RESEÑAS DE PRENSA
Yasmina Reza, la autora, entre otras piezas teatrales, de la celebrada y premiadísima Arte, hizo un debut novelístico adecuadamente fracassant, en septiembre del año pasado, con Una desolación.
Un monólogo: un padre, hacia el final de su vida, habla a su hijo para expresarle toda su «desolación». Su rencor contra todos, sus parientes, sus amigos, la gente con la que se cruza en la calle, y muy especialmente contra su hijo. Un hijo que se ha convertido en un «adaptado» a una época blanda y conformista, la nuestra, en la que reinan la trivialidad de las apariencias, la prudencia timorata, un hijo cuya única ambición es ser feliz y que se larga al otro confín del mundo para broncearse bajo los cocoteros. Feliz, una palabra «asquerosa», inconveniente: «Hubiera preferido un hijo criminal o terrorista antes que un militante de la felicidad».
Yasmina Reza nos atrapa con esta obra tonificante, con la energía (a lo Ciaran) de la desesperación, con esta novela construida como una composición musical, en la que las variaciones se encadenan y eluden como en El arte de la fuga de Bach, el músico del que el viejo cascarrabias afirmará, al final, que le ha salvado la vida...
«La más singular de las novelas de la rentrée, no se parece a nada. Un texto de una intensidad inmediata y constante hasta el final, entre la subida y la caída del telón. El tono es más burlón y gruñón al principio, y más patético, pero siempre con gracia, al final» (F. Nourissieur, Le Figaro Littéraire).
«Esta novela cáustica reposa sobre la convicción de que un hombre alegre (es decir, trágico) es superior al hombre (estúpidamente) feliz» (Lire).
«La autora teatral nos propone una novela en la que refunfuña un viejo desabrido, hijo a la vez de Ciaran y de Ezra Pound... A la manera de los buenos comediantes, la prosa de Yasmina Reza deja la puerta abierta a muchas interpretaciones posibles» (Bernard Morlino, L'Événement).
«Una de las novelas más violentas y hermosas de la rentrée» (Marc Weitzmann, Les lnrockuptibles).
«Bajo su apariencia de misántropo reaccionario y de tirano atrabiliario, Samuel llora la cercanía de la muerte, la de sus amigos, el fin del deseo y la banalidad de una vida que ha transcurrido demasiado deprisa... Dicho esto, Una desolación no es un libro siniestro. Al contrario. Este lamento se acaba en una inmensa carcajada» (Elisabeth Nicolini).
«Una maravillosa novela corta. Chiflada, salvaje y melancólica por turnos, es un considerable tour de force» (Anita Brookner, The Spectator).
«No se puede escupir más elegantemente a la cara de una época que sitúa los buenos sentimientos por encima de los grandes caracteres. Con un estilo tal, la malignidad es muy divertida» (J. Garcin, Le Nouvel Observateur).