CATÁLOGO | Serie Informal
Mausoleo
Descatalogado
Mausoleo, la primera obra poética de envergadura de Hans Magnus Enzensberger en varios años, gira en torno a las contradicciones del «progreso»: un proceso de varios siglos de duración, cuyas intrincaciones trágicas y cómicas, honorables y absurdas, arrastramos todos nosotros. Se trata de un tema realmente gracioso. Aquí apenas se percibe ya esa modestia que el Yo lírico había adoptado durante estos últimos años.
Si bien el progreso es un mito colectivo, ha encontrado su personificación en una larga serie de protagonistas y detractores. En consecuencia, la obra adopta la forma de una galería de espejos y retratos, en la cual pueden contemplarse revolucionarios y astrónomos, músicos e ingenieros, matemáticos y prestidigitadores, monjes y burócratas (Gutenberg, Maquiavelo, Leibniz, Darwin, Fourier, Chopin, Méliès, Bakunin, el Che, etc.). Todos ellos pertenecen a la raza blanca; proceden de las clases dominantes y los «estamentos cultos»; y, además, son todos varones. Se trata, por lo tanto, de una pequeña minoría radical que ha llevado a cabo acciones imprevisibles en nombre y, en bastantes ocasiones, a espaldas de la mayoría.
Un libro así no puede ser un «volumen de poemas» en el sentido usual. Nos hallamos ante un trabajo sumamente original y muy elaborado, que intenta establecer y representar unas relaciones estructurales amplias, más allá de la figura aislada, del texto suelto. A este fin, Enzensberger se ha servido de una antigua forma poética, que permite tanto el gesto épico como la desmesura dramática: la balada es un campo muy vasto. Sus amplias estrofas, sus largos versos soportan paréntesis y meandros que el tema exige.
En los epitafios de los treinta y siete héroes pueden leerse sus intervenciones y lucubraciones, sus pesadillas privadas y públicas, sus luchas a los slapstick, sus triunfos y sus desastres. Estos epitafios tan sólo están identificados con unas iniciales, porque, en último término, el proceso anónimo va más allá de las intenciones y los deseos de los sujetos, arrollando la voluntad y la resistencia de éstos. Este libro se cierra con un índice en el cual, además de los personajes retratados el lector también puede encontrar otros muchos personajes implicados en la trama.
RESEÑAS DE PRENSA
Descatalogado
Mausoleo, la primera obra poética de envergadura de Hans Magnus Enzensberger en varios años, gira en torno a las contradicciones del «progreso»: un proceso de varios siglos de duración, cuyas intrincaciones trágicas y cómicas, honorables y absurdas, arrastramos todos nosotros. Se trata de un tema realmente gracioso. Aquí apenas se percibe ya esa modestia que el Yo lírico había adoptado durante estos últimos años.
Si bien el progreso es un mito colectivo, ha encontrado su personificación en una larga serie de protagonistas y detractores. En consecuencia, la obra adopta la forma de una galería de espejos y retratos, en la cual pueden contemplarse revolucionarios y astrónomos, músicos e ingenieros, matemáticos y prestidigitadores, monjes y burócratas (Gutenberg, Maquiavelo, Leibniz, Darwin, Fourier, Chopin, Méliès, Bakunin, el Che, etc.). Todos ellos pertenecen a la raza blanca; proceden de las clases dominantes y los «estamentos cultos»; y, además, son todos varones. Se trata, por lo tanto, de una pequeña minoría radical que ha llevado a cabo acciones imprevisibles en nombre y, en bastantes ocasiones, a espaldas de la mayoría.
Un libro así no puede ser un «volumen de poemas» en el sentido usual. Nos hallamos ante un trabajo sumamente original y muy elaborado, que intenta establecer y representar unas relaciones estructurales amplias, más allá de la figura aislada, del texto suelto. A este fin, Enzensberger se ha servido de una antigua forma poética, que permite tanto el gesto épico como la desmesura dramática: la balada es un campo muy vasto. Sus amplias estrofas, sus largos versos soportan paréntesis y meandros que el tema exige.
En los epitafios de los treinta y siete héroes pueden leerse sus intervenciones y lucubraciones, sus pesadillas privadas y públicas, sus luchas a los slapstick, sus triunfos y sus desastres. Estos epitafios tan sólo están identificados con unas iniciales, porque, en último término, el proceso anónimo va más allá de las intenciones y los deseos de los sujetos, arrollando la voluntad y la resistencia de éstos. Este libro se cierra con un índice en el cual, además de los personajes retratados el lector también puede encontrar otros muchos personajes implicados en la trama.